Parágrafos, Cuentos, Los Pavos No Vuelan (Cuento Argentino):
En lo alto de una montaña, un campesino encontró un huevo muy grande; al no saber de qué ave podría ser, lo llevó a su casa y lo colocó junto a los huevos de una pava que tenía en su corral.
Después de unos días, nacieron varios pavitos y un pichón de cóndor. Él era más grande, y con plumaje más oscuro que los demás; sin embargo, todos los animales en el corral lo veían como un pavo más. Al principio, el pequeño cóndor también lo creía - Haber nacido entre pavos era una poderosa razón - Pero, conforme el pichón iba creciendo, comenzaba a sentir unas enormes ganas de volar. Estaba seguro de poder hacerlo. Así que fue donde su mamá pava, y le dijo que ya estaba listo para emprender vuelo.
- Los pavos no vuelan, sólo caminan - le dijo la pava.
Tristemente confundido, el joven cóndor volvió a su vida diaria como pavo. Y fue así, hasta que un mediodía de verano, vio volando majestuosamente entre las nubes, a dos cóndores en las alturas. Muy emocionado, decidió unírseles al vuelo. Extendió sus alas y apresuró el paso; pero justo cuando estaba a punto de despegar, sus hermanos pavos lo detuvieron.
- ¿Qué piensas hacer, estás loco?- le dijeron.
- ¡Quiero volar como aquellas aves! - respondió.
- Los pavos no vuelan, sólo caminan - le explicaron sus hermanos.
Al ver que todos le decían lo mismo, el ave pensó que lo mejor era desistir, y continuar con su vida "normal".
Pasaron muchos años y, como a todos los seres vivos, al viejo cóndor le llegó la muerte.
Vivió toda su vida encerrado en un corral al que no pertenecía, sin tener el valor suficiente para escaparse volando. Permitió que los demás le dijeran quién era y lo que podía hacer.
Después de unos días, nacieron varios pavitos y un pichón de cóndor. Él era más grande, y con plumaje más oscuro que los demás; sin embargo, todos los animales en el corral lo veían como un pavo más. Al principio, el pequeño cóndor también lo creía - Haber nacido entre pavos era una poderosa razón - Pero, conforme el pichón iba creciendo, comenzaba a sentir unas enormes ganas de volar. Estaba seguro de poder hacerlo. Así que fue donde su mamá pava, y le dijo que ya estaba listo para emprender vuelo.
- Los pavos no vuelan, sólo caminan - le dijo la pava.
Tristemente confundido, el joven cóndor volvió a su vida diaria como pavo. Y fue así, hasta que un mediodía de verano, vio volando majestuosamente entre las nubes, a dos cóndores en las alturas. Muy emocionado, decidió unírseles al vuelo. Extendió sus alas y apresuró el paso; pero justo cuando estaba a punto de despegar, sus hermanos pavos lo detuvieron.
- ¿Qué piensas hacer, estás loco?- le dijeron.
- ¡Quiero volar como aquellas aves! - respondió.
- Los pavos no vuelan, sólo caminan - le explicaron sus hermanos.
Al ver que todos le decían lo mismo, el ave pensó que lo mejor era desistir, y continuar con su vida "normal".
Pasaron muchos años y, como a todos los seres vivos, al viejo cóndor le llegó la muerte.
Vivió toda su vida encerrado en un corral al que no pertenecía, sin tener el valor suficiente para escaparse volando. Permitió que los demás le dijeran quién era y lo que podía hacer.
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